La posibilidad de que nuestro hijo desarrolle una conducta agresiva o incluso violenta es uno de los temores que más tiene los padres actualmente, dar pinceladas que te lleven a reflexionar cómo prevenir posibles conductas de este tipo será el objetivo principal de esta entrada.
Es cierto que diariamente encontramos en los medios de comunicación noticias sobre situaciones que tienen que ver con conductas de violencia extrema llevada a cabo por menores y también lo es que el índice de demostraciones con carácter agresivo (verbal y físico) aumentan en el seno de la familia, la escuela y el grupo de iguales
Hay determinadas conductas agresivas que son propias de su desarrollo evolutivo y te ofrecen un momento precioso para trabajar: autocontrol, tolerancia a la frustración saber posponer el deseo, adquirir normas y valores, …… con una actitud firme y serena dándole un modelo de respuesta adecuado y adaptativo. Luego, tendrás que perderle miedo a enfrentar una rabieta o saber qué hacer si te da una torta o te insulta o….., así como a evaluar si en tu familia existen factores que facilitan la aparición de estos comportamientos y que cómo sustituirlos por otros.
Cuando tratamos la conducta agresiva del niño es muy importante que haya una fuerte relación con todos los adultos que forman el ambiente del niño porque debemos incidir en ese ambiente para cambiar la conducta.
El objetivo final es siempre reducir o eliminar la conducta agresiva en todas las situaciones que se produzca pero para lograrlo es necesario que el niño aprenda otras alternativas a la agresión.
A pesar de lo que puedas pensar , tenemos una idea que recordarte: Tienes mucho que decir y hacer en lo que respecta a la vida de tu hijo. No es el azar quien decide cómo será cada niño sino todo un conjunto de variables sobre el que podemos intervenir.